BV se jactó de nunca respetar a los semiólogos, simplemente por considerar a su objeto de estudio como una rama "complicadora de cosas". Sucede que un día, mientras caminaba por blogs ajenos, se encontró con un concepto singular de Barthes. El de Errebundeo:

Aunque todo amor sea vivido como único y aunque el sujeto rechace la idea de repetirlo más tarde en otra parte, sorprende a veces en él una suerte de difusión del deseo amoroso; comprende entonces que está condenado a errar hasta la muerte, de amor en amor.

"Uh, me la clavó al ángulo el muy turro" concluyó BV.

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