Monsieur todavía no encuentra la presión adecuada para cerrar la puerta de un taxi. Siempre piensa que, o la cierra muy despacio, provocando que el taxista se estire y rehaga la maniobra, o muy fuerte, provocando una mirada poco amigable por parte del mismo.

-La única constante del asunto es el enojo resultante del taxista, que a fin de cuentas, no está nada mal- reflexiona Bon Vivant con aires de justiciero.

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