Amigos invitaron a BV a comer "choris" a esos puestos tan particulares que se encuetran en las plazas y parques de las ciudades argentinas. Lo que le resultó particular de la experiencia, fue que cuando el hombre que lo atendía "simpáticamente" le preguntó cómo iba a querer "el chori", BV entró en una suerte de pánico que lo llevó a obtener un producto mucho menos espectacular del imaginado. Reflexionando, minutos después, entendió que la situación le había recordado algo que había visto. Inmediatamente se rió, y dijo: "¡Como el Soup Nazi!", y continuó para sus adentros, "que ganas de ver un capitulo de Seinfeld."

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